¿Por qué algunas familias empresarias conviven con un conflicto?

¿Ha podido usted caminar con una piedra en el zapato? Si es una piedra muy pequeña y está usted muy apurado, es posible que siga su camino hasta llegar a donde va y más tarde, resolverá el asunto. Pero si la piedra molesta mucho no caminará por mucho tiempo. Lo más natural es sacarse el zapato, golpearlo contra el piso, quitar la piedra, calzarse nuevamente, sentir ese enorme y placentero alivio y seguir la marcha.

Algunos conflictos de familia son algo muy parecido a esa piedrita que molesta la marcha de la vida. Pero entonces: ¿por qué tantas familias empresarias caminan con la piedrita en el zapato?, ¿no es acaso lo más natural, detener la marcha y sacar la molestia? No es tan simple.

Hay piedras y piedras. Si la familia o algún miembro quisieran sacar alguna de esas, podría implicar un costo afectivo, familiar o vincular que no se quiere pagar.  Entonces en el balance del costo-beneficio, muchos prefieren ‘aguantar’ la molestia y seguir adelante. ¿Por qué?, porque algunos conflictos son como perlas en el corazón de la familia. Son esas perlitas que el dicho popular suele llamar entre ironía y ternura o entre aceptación y resignación: ‘bienes de familia’.  Muchas familias hacen con la piedrita lo que la ostra hace con su perla. ¿Sabe usted cómo se produce una perla dentro de una ostra?

Las perlas naturales, esas con las que se fabrican costosos collares, son el resultado de una reacción química que se produce en el interior de una ostra. Son como un quiste.  Las perlas se forman cuando un cuerpo extraño y orgánico penetra al interior del molusco causando una irritación y éste reacciona cubriendo lentamente la partícula intrusa con una mezcla de cristales y proteínas, formando el nácar, esa sustancia brillosa que también le da belleza al interior de la ostra. Una tras otra se van formando capas de nácar que envuelven al intruso hasta convertirlo en una perla. Esta es el resultado de un desarrollo anormal dentro del molusco. Es un mecanismo de defensa, es una adaptación para mantener el equilibrio del sistema.

Lo mismo hacen muchas familias ante un conflicto. Buscan suavizarlo, recubrirlo, para que no moleste. En realidad, es la familia y sus relaciones familiares las que se reacomodan permanentemente buscando el equilibrio que necesitan para seguir conviviendo con lo extraño, lo que duele o lo que no agrada.

Las perlas son de tamaño y forma variables, como los conflictos de familia. Las perlas son un cuerpo muy duro pero muy suave que se ha acomodado en el interior de aquella en una extraña convivencia, pero convivencia al fin.

En la convivencia con el conflicto, la familia puede acostumbrarse a éste desarrollando recursos cambiantes, modos alternativos de convivir con la molestia. ¿Es eso la mejor solución?

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